MIGUEL ÁNGEL ACEBO piano

19.00 horas

“Todos los caminos prolongados hasta el infinito, fatalmente en el infinito se encuentran.”
(R. M. del Valle-Inclán)

Alexander Scriabin (1872-1915), como hilo conductor, permite conformar un programa basado en tradiciones esotéricas o de fuerte contenido simbólico. Un grupo de piezas de su última época, la más mística y la más audaz, genera interesantes relaciones estilísticas con tres de los compositores españoles actuales de más proyección internacional: Jesús Torres (Zaragoza, 1965), José Manuel López López (Madrid, 1956) y José María Sánchez Verdú (Algeciras, 1968). No existe verdadera ruptura entre los distintos lenguajes, ya que en su última etapa, Scriabin cuestiona el sistema tonal hasta diluir las funciones tradicionales; establece el tritono como centro de su lenguaje e instaura ambigüedades y ambivalencias sobre las anteriores jerarquías.

El bien y el mal, la verdad y la mentira, el ser y la máscara, se presentan enigmáticos y confusos. La pérdida de la funcionalidad, la anulación de los límites entre lo melódico y lo armónico, y la importancia que adquieren los armónicos en la conformación del nuevo sistema, nos arroja a un escenario cercano a la atonalidad triádica de Jesús Torres, al lenguaje espectral de López López, o al trabajo sobre la resonancia de Sánchez Verdú; y con ello, al cuestionamiento de la idea de estilo y casi del género. En la medida en que lo académico da sus últimos estertores, las clasificaciones dejan de tener sentido.

La obra que abre el programa, Laberinto de silencios (2012) está inspirada en la masonería y fue compuesta para el X aniversario de la madrileña Logia Voltaire. Semejante a la noche (2013), encargo de la Fundación Hazen-Hosseschrueders, evoca el misticismo de la Noche oscura del alma de San Juan de la Cruz. Lo fijo y lo volátil (1994) alude a los dos principios alquímicos, que son evocados en un recorrido espectral hábilmente enriquecido por la electrónica. La materia, que se decanta y cuya putrefacción da lugar a las sustancias volátiles, a las esencias.

El componente esotérico está presente en la aparición recurrente de dos de los símbolos más universales: el fuego y el espejo; o en el cuestionamiento ontológico ejemplificado tanto en la pieza Masque como en la idea de jardín desarrollada por Sánchez-Verdú que, en palabras del autor, alude a la doble vertiente de la existencia humana: naturaleza y cultura, orden y entropía. Otro de los elementos fundamentales de las obras de López López y Sánchez Verdú es la resonancia, el aspecto del sonido que conecta con lo trascendente. La resonancia es eco, imitación; es el sonido como toma de conciencia del silencio.

El arte decadentista del cambio de siglo, en el que se inscribe Scriabin, con toda la eclosión de las corrientes esotéricas como fuente de inspiración, conecta sorprendentemente al compositor ruso con el pensamiento postmoderno. Su mundo filosófico tiene una fuerte raíz en la filosofía alemana: Schopenhauer, con su voluntad, es un claro antecedente de lo que en Scriabin supone el deseo; Fichte, con el predominio de la idea y la percepción; y Nietzsche, cuyo Übermensch recuerda sospechosamente al dios en primera persona de Scriabin. Sin embargo, ciertos elementos lo hacen fulgurantemente actual: el desdibujamiento de los límites y las jerarquías, el relativismo y un componente frecuente en el arte decadentista: la infertilidad, la inutilidad, el fin en sí mismo.

En las artes pictóricas, este aspecto diabólicamente apolíneo está representado por el arquetipo del andrógino: personajes pálidos y enigmáticos, a medio camino entre lo femenino y lo masculino; o con la tendencia a la bidimensionalidad y la ausencia de perspectiva que vemos, por ejemplo, en El beso de Klimt. En el universo de Scriabin, lo encontramos en la ambigüedad funcional entre las dos caras del tritono, entre uno y otro lado del espejo; o en la desaparición de la quinta en la armonía más recurrente del lenguaje scriabiniano, el acorde de Prometeo, representando la cancelación de la capacidad de perspectiva, que nos condena a lo bidimensional, a la emasculación de la resonancia. 

Miguel Ángel Acebo

Jesús Torres (1965)Laberinto de silencios (2012)
Semejante a la noche (2013)
Aleksandr Scriabin (1872-1915)Poème-Nocturne op. 61 (1911)
José Manuel López López (1956)Lo fijo y lo volátil (1994) para piano y electrónica
Aleksandr Scriabin (1872-1915)Poèmes op. 63 (1912):
I. Masque
II. Étrangeté
José María Sánchez-Verdú (1968)Jardín de espejos (2017)
Jardín de fuego (2021)
Aleksandr Scriabin (1872-1915)Poèmes op. 73 (1914):
I. Guirlandes
II. Flammes sombres
Vers la flamme op. 72 (1914)